jueves, 21 de abril de 2011

Las normas pierden su sentido.

¿Quién decide que es lo bueno o malo?, ¿quién decide lo que está bien y lo que está mal?...
El umbral de bondad o maldad, lo pones tú, y sólo tú. Porque al fin y al cabo en una situación de emergencia, de vida o muerte, o pasional, la gente hace siempre lo que le viene en gana, saltandose a la torera cada ley, moral y jurídica. No por eso quiero decir que hay que hacerlo siempre... pero, claro, intentar explicar el porque se actua como se actua en diversas situaciones es como querer explicar el sentido de la vida. No se puede saber el final de algo que está en proceso. No se puede saber que decidiriamos en una situación como las de antes nombradas...
No puedo, ahora no puedo decidirme ante lo que está bien y lo que está bien... Porque cada día tengo menos claro que está bien y que está mal... Cada día diferencio menos entre el bien y el mal... Ahora sé que lo que estaria mal hacer, es lo que a mi me haria feliz, y si no lo hiciese sería lo acertado.
El fín es ganar o perder. No se puede tener todo. Por eso hay que elegir quien gana y quien pierde.
Eso no sé como se consigue, una vez me dijeron que luchando se conseguía, pero eso son sólo leyendas. Aunque luches las cosas se mantienen como están, igual el método usado en la lucha es malo, igual soy yo, o que no lo deseo con tanta fuerza, o es que simplemente la vagueza y el pasotismo se apodera de mí en cada lucha, en cada batalla.

Estoy en el lugar donde las normas pierden su sentido. Ahora no puedo hablar de moral, no puedo hablar de legalidad, no puedo ser justa.

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